Justificación. La pérdida, o más bien el sentimiento de pérdida, se define como la sensación derivada del fallecimiento de un ser querido.1 Se trata de una situación vivida por todo ser humano a lo largo de su existencia. Existe un término muy relacionado con el concepto de pérdida, que es el duelo. Los mismos autores lo definen como la principal reacción emocional surgida por el sentimiento de pérdida.1 Objetivo. En la revisión sistemática que nos ocupa, el objetivo es conocer el actual estado de conocimiento sobre las consecuencias de la pérdida de un ser querido en términos de salud y las intervenciones suministradas a las personas que han sufrido este proceso.
Metodología. Se emplearon como criterios de búsqueda las palabras clave "bereavement" (pérdida) y "grief" (duelo), en las bases de datos PubMed y Psych Info para trabajos publicados con posterioridad a 1997, siguiendo criterios estándar de calidad para su posterior selección. También se incluyeron estudios anteriores a esta fecha atendiendo a los criterios comentados previamente, fundamentados en el nivel de evidencia proporcionado por los trabajos [Tabla 1].
Resultados. Los autores dividen las consecuencias derivadas de la pérdida en diversas categorías, en función de la morbimortalidad del proceso.
-Mortalidad. En estudios de corte longitudinal en los que se comparaban parejas con y sin pérdida de cónyuge, la mayoría de los hallazgos indican un riesgo temprano de mortalidad, que algunos autores informan puede persistir hasta los seis meses de la muerte del ser querido.
Se controlaron diferentes variables potencialmente confundentes, como el estilo de vida, los factores socio económicos y los fallecimientos debidos a accidentes.
Se hallaron diferencias si se establecían subgrupos atendiendo a sexo, raza y tramos de edad. Así, se ha informado de un incremento de la mortalidad asociada al sentimiento de pérdida en la población blanca con respecto de la negra. También se informa de un ligero incremento del riesgo de mortalidad en los viudos comparados con las viudas y un mayor riesgo en las madres con respecto a los padres, en un estudio en el que se analizó el efecto de la muerte de los hijos en las parejas.
La duración del sentimiento de pérdida está relacionada con la causa de la muerte. Las causas de muerte de estas parejas, según la frecuencia, se pueden observar en la tabla 2. La muerte por suicidio de un ser querido incrementa el riesgo de suicidio en padres/madres o esposos por encima de otras causas.
-Afectación física. Las personas que han sufrido una pérdida son más susceptibles de padecer problemas de salud, sobre todo aquellos que han sufrido la muerte de un ser querido recientemente, que la población control. Estos individuos también tienen mayores índices de incapacidad, uso de medicación y hospitalización que la población control. A pesar de ello, los resultados indican que este tipo de personas, con una evidente carencia de cuidados, no obtienen en muchas ocasiones la ayuda que necesitan.
Existe relación directa entre el sentimiento de pérdida y descenso de peso, sobre todo en aquellas personas que no se hicieron cargo directamente del cuidado del esposo/a fallecido/a.
-Afectación psicológica y psiquiátrica. La afectación psicológica es habitualmente más intensa en los estadios tempranos de la pérdida. Entre los trastornos descritos, destacan la ideación suicida, el sentimiento de soledad, junto con la presencia de ansiedad, depresión e insomnio. Algunos de estos síntomas aun están presentes a los seis meses del óbito.
Es preciso diferenciar entre depresión y duelo, entendido este último como un proceso asociado al sentimiento de pérdida, como se decía en la primera parte de este comentario. Existe una evidencia creciente que pone de relevancia que estos dos procesos, aunque relacionados, son dos reacciones diferentes.
Algunos trabajos han sugerido la posibilidad de que ciertas diferencias socio culturales causen un enfoque distinto del sentimiento de pérdida. Simon et al demuestran que los síntomas somáticos y cognitivos son muy similares en poblaciones pertenecientes a diferentes ámbitos geográficos.2 Sí parece que existen diferencias entre países en función del sistema sanitario que poseen. También se ha documentado un mejor comportamiento en este proceso de las personas de más edad, posiblemente relacionado con la posesión de un mayor bagaje de experiencias; incluso determinadas personas crecen personalmente con la pérdida.
En lo referente a la afectación psiquiátrica, el proceso más frecuentemente nombrado en la literatura es el sufrimiento agudo, sobre todo en las etapas tempranas de la pérdida. Se ha informado de un incremento de síndromes de tipo depresivo, en algunos casos con relevancia clínica. En los casos de muerte especialmente violenta, se ha informado de estres post traumático. La morbilidad psiquiátrica es más alta en la viudez.
-Complicaciones en el proceso de duelo. El duelo complicado se define como una desviación del proceso normal (en términos sociales y culturales) del duelo, en duración o intensidad o en ambos casos. Si este proceso se alarga en el tiempo puede convertirse en lo que se denomina duelo crónico o permanente. Existe variabilidad en los resultados obtenidos sobre la prevalencia de este proceso (9%-20%).
Todos los aspectos aquí comentados ponen de manifiesto que el duelo es un síndrome emocional complejo y que, aunque algunas de sus respuestas pueden parecer más sintomáticas que otras, ninguna de ellas puede ser considerada por sí sola como esencial para diagnosticar el síndrome.
-Otras implicaciones médico-sanitarias. Además de las alteraciones comentadas previamente, el proceso de pérdida ha sido asociado a problemas de memoria, de nutrición, dificultades laborales y de relación, problemas de concentración y descenso de participación a nivel social. Se ha investigado la relación entre pérdida y duelo con el sistema inmune, con cambios en el sistema endocrino, el sistema nervioso autónomo y el aparato cardiovascular.
-Factores de riesgo. Con la expresión Factor de Riesgo se ha pretendido definir las características personales y del entorno asociadas con un incremento de la vulnerabilidad para padecer afectación por la pérdida; así, las muertes traumáticas presentan peores resultados de salud y las muertes repentinas afectan más a personas con baja autoestima. El estudio de este tema ha llevado a describir la existencia de incluso factores de protección ante este proceso, factores relacionados con la resiliencia (fortaleza personal) que disminuyen el riesgo de aparición de resultados adversos en la salud. Estas investigaciones parecen señalar que las personas con una personalidad más acusada son capaces de negociar mejor, emocionalmente hablando, la pérdida. No obstante, se precisan trabajos que incidan en descubrir otras conductas y vulnerabilidades que predispongan una actitud negativa ante este sentimiento.
-Eficacia de la intervención. Es preciso determinar con exactitud qué tipo de intervenciones son más efectivas, y por lo tanto recomendables, en el tema que nos ocupa.
En las intervenciones preventivas realizadas en el duelo se realiza una clasificación entre primarias (se suministra ayuda profesional a todas las personas que sufren una pérdida), secundarias (se realiza la ayuda a aquellas personas más susceptibles de ser más vulnerables) y terciarias (uso de intervenciones terapéuticas en procesos de duelo patológico).
Conclusiones. A lo largo de la revisión se ponen de manifiesto un importante número de afectaciones físicas y mentales debidas al proceso de pérdida y también que el duelo es un proceso natural tras la pérdida. También se constata que habitualmente la familia, los amigos y el apoyo de su red social proporcionan soporte suficiente a los individuos. La realización de actividades de apoyo, habitualmente psicológicas, no son del todo necesarias en los procesos de duelo no complicado.
Los autores han detectado en el total de estudios revisados ciertas limitaciones metodológicas, con tendencia a realizar trabajos o con escasa muestra o centrados en la pérdida del esposo o esposa, dejando de lado la pérdida de otro ser querido, sobre todo investigando la influencia de la pérdida en la mortalidad de las personas que sufren la muerte de un hijo o de sus padres