Justificación. Las infusiones de sedación y analgesia de forma continua si bien es cierto que conducen a una mayor estabilidad en el nivel de sedación, ha sido correlacionada con una prolongación de la ventilación mecánica y hospitalización de los pacientes de cuidado crítico.
Objetivo. El presente estudio evalúa si la aplicación de un protocolo enfermero sobre la interrupción diaria de las infusiones de sedación, frente a lo dirigido por el equipo de la unidad de cuidados intensivos (UCI), disminuye la duración de la ventilación mecánica y la estadía de hospitalización de los pacientes críticos.
Diseño y emplazamiento. Ensayo clínico aleatorizado controlado llevado a cabo en una UCI médico-quirúrgica de Grecia.
Población y selección de la muestra. En el estudio participaron un total de 97 pacientes críticos, 49 en el grupo intervención y 48 en el grupo control. Los criterios de inclusión fueron tener ventilación mecánica y recibir infusión continua de sedación en las 48 horas después de su admisión en la UCI. Quedaron excluidos aquellos pacientes que estaban embarazadas, que habían sido transferidos a la UCI después de realizar resucitación cardiopulmonar seguida de falla cardiaca y los que se había iniciado la infusión de sedación en otro hospital. Para el cálculo muestral se empleó el t-test, una diferencia de 3 días con respecto a la estancia total en UCI entre el grupo de intervención y control, con una desviación estándar de 5 días, y un error alfa y beta de 0.05 y 0.20 respectivamente.
Intervención. La sedación-analgesia estándar utilizada en la UCI estudiada se realizaba con propofol, remifentanilo y midazolam. A los pacientes del grupo intervención una enfermera de la investigación paraba la infusión de sedación, y el remifentanilo se quedaba a dosis ínfimas de 0.05-0.25 mg/hora. En el grupo control, los médicos eran los que tomaban las decisiones acerca de la sedación de estos pacientes de acuerdo al siguiente algoritmo: propofol en infusión continua de 25 - 80 microgramos/kg/minuto según el nivel de sedación que se quisiera alcanzar; midazolam administrado en bolos de 2-3 mg o en infusión continua a 2mg/hora con incrementos de 1-2 mg/hora; y remifentanilo en infusión continua de 0.6 - 15 microgramos/kg/minuto.
Recogida de datos y análisis. En ambos grupos de pacientes se registraban a diario las siguientes variables: el número de interrupciones de la sedación y su duración, las dosis diarias de sedo-analgesia, el nivel de sedación obtenido según la escala de Ramsay, la duración de la ventilación mecánica y la mortalidad presentada en la UCI o en otros departamentos del hospital en el caso de que los pacientes en estudio hubiesen sido trasladados. El análisis de las variables continuas y categóricas se realizó a través de la mediana y rangos intercuartiles las primeras y el chi-cuadrado y test de Fischer las segundas. El programa SPSS 16.0 fue utilizado para el análisis estadístico.
Principales Medidas de Resultados. El resultado principal que se midió fue la duración de la ventilación mecánica como variable dependiente del manejo de la sedo-analgesia. Otros resultados tenidos en cuenta fueron la duración de la estancia en UCI y de hospitalización de los pacientes participantes en el estudio, los grados de sedación obtenidos de acuerdo a la escala de Ramsay, así como la mortalidad registrada.
Resultados. La duración media de la ventilación mecánica fue similar en el grupo intervención y en el de control (8.7 vs. 7.7 días respectivamente, p=0.7). Igualmente no se encontraron diferencias en la duración de la estancia en UCI (14 vs. 12 días, p=0.5) ni tampoco en la hospitalización en general entre ambos grupos (31 vs. 21, p=0.1). La mortalidad registrada en ambos grupos tampoco presentó diferencias estadísticamente significativa (p=0.2). Estos resultados seguían siendo los mismos cuando se examinaron separadamente los datos obtenidos en los pacientes con daño cerebral que había en ambos grupos.
Conclusiones. La aplicación de un protocolo enfermero para la interrupción diaria de las infusiones de sedación, en una UCI médico-quirúrgica de adultos, no es ni beneficiosa ni nociva comparada con la práctica que generalmente el equipo de cuidados intensivos aplique en el manejo de la sedación, cuyo objetivo principal sea el despertar más temprano posible de dichos pacientes