Sara Isabel Diego Martín, Luis Calama Rodríguez
Las alteraciones orgánicas surgidas por la permanencia en altitudes superiores a los 2.500 metros constituyen un problema de salud importante para muchas personas.
En el presente estudio hemos realizado una revisión de las publicaciones sobre el mal de altura en los últimos siete años, para poner al día conocimientos sobre los factores de riesgo de esta enfermedad junto con las manifestaciones clínicas de la misma.
Los factores de riesgo más importantes son la velocidad de ascenso y la altitud alcanzada. Otros factores estudiados incluyen: edad, sexo, ejercicio físico intenso, estado de entrenamiento, obesidad, diversas enfermedades y predisposición individual o genética.
Las manifestaciones clínicas del mal de altura son: la cefalea, los trastornos del sueño, anorexia, agotamiento, nauseas y vómitos. Esta enfermedad puede evolucionar a edema cerebral y pulmonar. El primero se manifiesta por: cefalea intensa, ataxia, disminución del nivel de consciencia y trastornos de la percepción y la conducta. Por su parte en el edema pulmonar por altitud aparecen: disnea, tos, estertores húmedos, dolor torácico opresivo y febrícula o fiebre.