Justificación. La prevalencia de los trastornos del sueño en la edad adulta aumenta con la edad y pueden provocar problemas de salud, deterioro de la calidad de vida, estrés en los cuidadores y aumento de costos en la asistencia sanitaria. Esta revisión consideró la efectividad de las intervenciones cognitivo-conductuales (ICC) que intentan mejorar el sueño, sin los riesgos ligados a los fármacos.
Objetivo. Realizar una revisión sistemática que evalúa la eficacia de las ICC en la mejoría de la calidad del sueño, la duración y la eficiencia en adultos mayores de 60 años.
Criterios de selección de los estudios: Población de estudio: Mayores de 60 años diagnosticados mediante el Pittsburg Sleep Quality Index (PSQI), polisomnografía, actigrafía o diarios del sueño. Se excluyen pacientes con demencia o depresión. Intervenciones: Educación sobre higiene del sueño, control de estímulos, relajación muscular, tratamiento de restitución del sueño y tratamiento cognitivo para el insomnio. Resultados: Latencia de aparición del sueño, despertar después de la aparición del sueño, tiempo total del despertar, duración del sueño, despertar de madrugada, eficiencia del sueño y el índice de calidad del sueño (PSQI). Las medidas se recogían inmediatamente después de la intervención, a medio plazo (3-12 meses) y a largo plazo (más de 12 meses), por diario y/o polisomnografía. Comparación: Grupo control sin tratamiento.
Estrategia de búsqueda. Bases de datos consultadas: Cochrane Controlled Trials Register, Cochrane Library, Medline, Embase, Cinahl, PsychINFO, National Research Register y www.websciences.org/bibliosleep/.
Criterios de selección de estudios. Revisión por pares y evaluación de la calidad metodológica.
Recopilación y análisis de datos. En los casos necesarios se contactó con el autor principal. Cuando las tasas de deserción fueron mayores al 30% no se utilizaron estos datos. Cuando los estudios contenían más de un tratamiento elegible los resultados se agruparon para el análisis. Se evaluó la heterogeneidad estadística mediante la prueba de ji cuadrado. Significaciones inferiores a 0,10 se consideraron heterogéneas. Cuando los resultados heterogéneos eran comparables, la síntesis estadística se realizó mediante un modelo de efectos aleatorios. Se incluyeron los ensayos de bajo o moderado sesgo.
Resultados. Seis ensayos cumplían criterios de inclusión con 224 pacientes en total. El despertar después de la aparición del sueño se redujo 21,9 minutos IC95% (-37,3;-6,38) inmediatamente después del tratamiento medido en los diarios del sueño (n=159), 24,4 minutos IC95% (-41,14;-7,57) medido con polisomnografía. A los 3 meses se redujo 33 minutos IC95% (-57,19;-8,35) medido con diarios del sueño. El tiempo total del despertar disminuyó 62,22 minutos IC95% (-107,94;-16,50) medido inmediatamente después con los diarios del sueño y 38 minutos IC95% (-68,08;-7,76) medido con polisomnografía (n=24). La eficiencia del sueño mejoró un 7,5% IC95% (-15,45; 0,47) con los diarios del sueño y 6,25% IC95% (10,18; 2,31) con polisomnografía (n=143).
En la escala PSQI mejoraba la puntuación -2,8 IC (-5,44;-0,16) inmediatamente después y -4 IC95% (-6,62;-1,38) a los tres meses (n=36).
Conclusiones. Las ICC son levemente efectivas para algunos aspectos del sueño pero el efecto no siempre es duradero.