Justificación. La reforma psiquiátrica defiende el proceso de desinstitucionalización, dando lugar a los centros de atención Psicosociales. La unidad familiar desempeña un papel importante en el cuidado y rehabilitación de las personas con enfermedad mental. Por tanto, es necesario conocer éste y cómo sus integrantes responden y conviven con la angustia. Convivir con el trastorno mental implica una sobrecarga, caracterizada por serias dificultades. Al involucrar a la familia en el tratamiento de los pacientes con trastorno mental, el apoyo a ésta para abordar las dificultades en relación con la locura y la sobrecarga, la carga emocional de la familia y del propio usuario es mitigada, aumentando el nivel de interacción y empatía entre ellos.
Objetivos. Conocer la sobrecarga de la familia que convive con el sufrimiento psíquico.
Diseño. Cualitativo de evaluación constructivista, de abordaje hermenéutico dialéctico desarrollado por Egon Guba e Yvona Lincoln y adaptada en 2005.
Lugar. 5 Centros de Atención Psicosocial de la región sur de Brasil (CAPS).
Sujetos. 10 familiares de los enfermos mentales que acudían a los CAPS, con buena o mala inserción en el servicio, responsables directos del cuidado del enfermo y conviviendo a diario con él, así como los considerados familiares difíciles por el equipo.
Recogida de datos y análisis. Se recogieron a través de entrevistas en profundidad. Se obtuvieron diferentes temáticas relacionadas con la sobrecarga, confrontando lo hallado con el material teórico y comentado en base a las reflexiones de las autoras.
Resultados:
-Sobrecarga financiera, ya que el comportamiento del enfermo mental compromete su participación en el mercado laboral.
-Sobrecarga del cuidado por la preocupación, impotencia y temor ante el comportamiento inadecuado e impredecible del enfermo, que obliga a las familias a construir un sistema informal de cuidado.
-Sobrecarga física y emocional identificable por la aparición de enfermedades relacionadas con el sistema nervioso y cambios emocionales como agotamiento y falta de sueño.
Conclusiones. La realidad de las familias que conviven con enfermos mentales está impregnada de sentimientos de desesperanza, ansiedad, preocupación y sufrimiento, dando lugar a conflictos y tensiones, sin embargo también es mediada por su capacidad para adaptarse a la nueva situación, en función de sus puntos fuertes: la solidaridad y la posibilidad de apoyarse en otras personas y de instituciones. La familia ha de ser vista como una facilitadora en el proceso de inserción social del enfermo mental, pero debe ser visto como el foco de intervención, para que sus necesidades se cumplan y su sobrecarga se minimice.