Javier Manuel Yagüe Sánchez, Rosario García Juárez
Justificación. Políticas encaminadas a aumentar la lactancia materna han sido impulsadas por las autoridades sanitarias de Brasil en las últimas décadas, el motivo de ello es el beneficio demostrado que tiene la lactancia materna sobre la salud de los niños. Por otra parte y en lo que respecta a la infección VIH, el perfil de la mujer afectada por este virus ha variado en el tiempo, para pasar de mujeres pertenecientes a los grupos de riesgo como sucedía al inicio de la pandemia hacia el perfil de mujeres no incluidas en estos grupos como son las mujeres con pareja estable que, por tanto, no usan métodos de barrera para prevenir la infección. En el caso de estas últimas, con frecuencia el diagnóstico de infección VIH se produce durante el embarazo y la mujer se enfrenta no sólo al impacto que produce la noticia de su enfermedad sino también al miedo a transmitirla a su nuevo hijo. Una vez diagnosticada la infección, la mujer seropositiva forma parte de la población diana de estrategias encaminadas a impedir el avance del SIDA, siendo una de ellas la prohibición de la lactancia materna. Para muchas de ellas esta prohibición supone una pérdida de su papel como madre en la sociedad y por tanto pueden vivirla como un duelo. Los sentimientos que experimentan y la manera de enfrentarlos son elementos claves para garantizar el respeto de esta prohibición que disminuye el riesgo de contagio de su hijo. Si el personal sanitario que presta atención a estas pacientes conoce los sentimientos que van a experimentar ante esta prohibición podrá asesorarle de la mejor forma posible y ayudarle a tomar la mejor decisión para el cuidado de su bebé.
Objetivo. Analizar los sentimientos de las puérperas con infección por VIH ante la imposibilidad de amamantar a su hijo.
Diseño. Estudio cualitativo descriptivo.
Lugar. Río de Janeiro. Brasil.
Participantes. Se seleccionaron las participantes en dos hospitales de Río de Janeiro, mujeres mayores de 18 años, puérperas, seropositivas al VIH, que estuvieron en "Alojamiento conjunto" (sistema en que madre e hijo permanecen juntos durante las 24 horas del día en contacto en compañía de otras parejas madre-hijo) a las que se le había aconsejado no amamantar a sus hijos. Se incluyeron 12 mujeres, con edades comprendidas entre los 18 a 41 años. Las mujeres entrevistadas en su mayoría tenían un nivel económico bajo (sueldo inferior al salario mínimo) al igual que un nivel educacional bajo (la mayoría con educación primaria incompleta). Nueve mujeres ya tenían otro hijo anterior y algunas de ellas lo habían amamantado.
Métodos. Los datos se obtuvieron mediante entrevistas semiestructuradas realizadas de forma individual entre los meses de enero a mayo del año 2006. Las mujeres otorgaron el consentimiento para participar en el estudio de forma escrita. Las entrevistas que comenzaban con un formulario para conocer datos socieconómicos de las participantes y una serie de preguntas abiertas sobre los sentimientos de las entrevistadas, fueron grabadas y posteriormente transcritas. El criterio para dejar de realizar entrevistas fue la saturación de datos.
Principales resultados. Del análisis de los datos recogidos emergieron cinco categorías temáticas:
Sentir que no puede ser verdad. Sentimiento de incredulidad al que la autora otorga la misma solidez que el originado en el duelo haciendo referencia a los estudios de Kübler-Ross, y considerando que no poder amamantar supone para la mujer una pérdida de papel social. Las mujeres negaban la credibilidad de este consejo, negaban los datos y decidían amamantar a sus bebés. El "instinto maternal " era más fuerte que la creencia de una posible transmisión vertical, por lo que decidieron seguir amamantando a sus hijos.
Sentir deseos de estar en el lugar de las otras madres. Ante la pregunta de cómo se sentían cuando veían a las otras madres amamantando a sus bebés, sentían deseos de experimentar ese momento. Aflora un sentimiento de envidia ante esta situación. El sistema de alojamiento conjunto es un lugar que incentiva la lactancia materna por lo que evidencia en las mujeres HIV su imposibilidad de amamantar. Kübler-Ross recuerda que en la segunda etapa de duelo, las personas pueden desarrollar sentimientos de envidia y cuestionar los motivos de sus vivencias tras una comparación.
Sentir tristeza y futilidad. La tristeza es una respuesta humana universal en las situaciones de pérdida. Así pues, dada la imposibilidad de amamantar, la mujer reacciona sintiéndose mal, incómoda, triste y llorosa. El grado de tristeza dependía de la importancia que la entrevistada le daba a la lactancia materna e iba desde un sentimiento doloroso hasta sentimientos de inutilidad que podían desencadenar una depresión.
Sentir miedo a ser descubierta, preservar la privacidad. Se identificó en las entrevistadas, miedo a que otras personas descubriesen su seropositividad al VIH por el hecho de no amamantar a sus hijos. El miedo se produce cuando el individuo está en riesgo de que ocurra algo indeseable, y que lo hace reaccionar de forma distinta con el fin de mitigar este riesgo, en este caso, preservando su privacidad. Además del sufrimiento individual y el estigma de la mujer VIH positivo, está el miedo al rechazo y el abandono de los demás, la sociedad, familia, amigos y compañeros.
Sentir impotencia y aceptación de la condición. Ante la imposibilidad de la lactancia materna, cuando las madres perciben la realidad, a menudo se sienten impotentes, pues perciben que no hay nada que hacer. La impotencia conduce a la aceptación de la situación. La aceptación se define como la última etapa del proceso de duelo, en el que la adaptación se produce cuando la nueva realidad, la aceptación y la resignación a la pérdida, es necesaria, no existe una solución mejor.
Conclusiones. La prohibición de amamantar a su hijo produce en estas mujeres un sentimiento similar al de una pérdida que supone un gran impacto con repercusiones tanto en sus vidas como en su salud. Es importante que estas mujeres se sientan apoyadas y oídas, para que acepten la situación y actúen conforme al asesoramiento de no amamantar a sus hijos. La enfermería como profesión dedicada al cuidado del ser humano debe satisfacer las necesidades humanas más básicas, estar junto a la gestante antes y después del parto, así como en el proceso de la lactancia, es fundamental para estos casos. Para ofrecer este apoyo se proponen dos estrategias: la escucha activa y el asesoramiento por parte de la enfermera y la constitución de grupos de personas afectadas con estas características común en los que compartir inquietudes y experiencias. La escucha facilita que los sentimientos de las madres encuentren alivio, así como permite aclarar las dudas que puedan surgir en este afrontamiento.