Los inhibidores de la vitamina K han sido los fármacos más eficaces en el tratamiento anticoagulante de la fibrilación auricular durante las últimas décadas. Su abordaje presenta muchos incovenientes, que han hecho aunar los esfuerzos en el diseño de nuevas moléculas. Dabigatrán, rivaroxabán y, próximamente, apixabán, están disponibles en el mercado como alternativa al acenocumarol. Todos ellos han demostrado una eficacia al menos similar a warfarina en la prevención del ictus y fenómenos embólicos, y dabigatrán 150 mg y apixabán, incluso superior. Todo ello con un perfil de seguridad mejor, especialmente en lo que a hemorragias graves/fatales e intracraneales se refiere. Esto supone una verdadera revolución. El avance de estos nuevos anticoagulantes únicamente va a estar limitado por el mayor coste económico, ya que de un modo progresivo probablemente pasen a ser los protagonistas de la anticoagulación oral en los pacientes con fibrilación auricular de origen no valvular.