La aprobación reciente de nuevos fármacos inhibidores de la proteasa (boceprevir y telaprevir) para el tratamiento de la hepatitis C crónica, genotipo 1, ha supuesto un incremento significativo en la tasa de respuesta vírica sostenida tanto en pacientes naïve como en los previamente tratados. Sin embargo, el aumento en la eficacia se ha acompañado de un incremento en los efectos adversos, que en ocasiones pueden ser graves, y de nuevos aspectos prácticos, como diferentes reglas de parada del tratamiento, así como de interacciones farmacológicas que obligan a un seguimiento muy cercano del paciente. La eficacia y seguridad de la triple terapia en poblaciones especiales, tales como los pacientes cirróticos o los trasplantados, es menos conocida y tiene ciertas particularidades, por lo que su uso debe realizarse con una monitorización exhaustiva.