Las técnicas de neuroimagen, que fueron introducidas en los años 70 como instrumentos de exploración neurológica, han aportado en los últimos años un progreso decisivo para las neurociencias, contribuyendo a desvelar las claves del funcionamiento alterado, tanto neuro-químico, como de las estructuras o circuítos que participan en las funciones cerebrales implicadas en las drogodependencias. Han ayudado también a definir el trasfondo neurobiológico de fenómenos característicos de las conductas adictivas, como son tolerancia, reforzamiento, “craving” y los cambios funcionales que se producen tras la administración de fármacos o drogas, así como también, tras la retirada de determinada sustancia psicotrópica. En el futuro, la neuroimagen funcional, asociada a mediciones conductuales o de activación, ayudarán a delimitar los circuítos neuroanatómicos y los cambios neuroquímicos asociados al refuerzo o al “craving” inducido por drogas, así como también las disfunciones cognitivas, emocionales, motivacionales y conductuales, relacionadas con una mayor vulnerabilidad hacia el desarrollo de una drogodependencia o hacia la recaída precoz de los pacientes en programas de recuperación. Todo ello podría contribuir al diseño de nuevas intervenciones preventivas o terapéuticas, que optimicen el rendimiento de los programas de atención a las drogogodependencias.