El deterioro biológico asociado al envejecimiento favorece el deterioro del sistema inmunitario y, en consecuencia, el aumento en la incidencia y prevalencia de enfermedades infecciosas y afecciones oncológicas, además de la escasa respuesta a las vacunas. Entre todos los tipos celulares que componen el sistema inmunitario, los linfocitos T parecen acumular una mayor cantidad de defectos asociados a la edad. Dado que los linfocitos T maduran en el timo, y este sufre un acusado proceso de atrofia asociado a la edad, la involución del timo ha sido propuesta como el desencadenante inicial del deterioro que experimenta la inmunidad. Durante tiempo se ha asumido que el timo fijaba el repertorio de linfocitos T durante la infancia tras lo cual comenzaba a atrofiarse y llegaba al anciano como un vestigio evolutivo sin función. Sin embargo, un creciente cuerpo de conocimiento apunta hacia un timo funcional durante toda la edad adulta. En el anciano, una mayor función tímica se asocia a un sistema inmune más joven y mejor preservado, mientras que el fallo tímico se asocia a la mortalidad. Por lo tanto, toda nueva estrategia que pretenda mejorar la calidad de vida en el anciano, especialmente si la misma incide en el sistema inmunitario, deberá tener en cuenta, además de la homeostasis periférica, la funcionalidad del timo como una pieza clave para poder hacer más lento el deterioro asociado a la edad.
Age-related biological deterioration also includes immune system deterioration and, in consequence, a rise in the incidence and prevalence of infections and cancers, as well as low responses to vaccination strategies. Out of all immune cell subsets, T-lymphocytes seem to be involved in most of the age-related defects. Since T-lymphocytes mature during their passage through the thymus, and the thymus shows an age-related process of atrophy, thymic regression has been proposed as the triggering event of this immune deterioration in elderly people. Historically, it has been accepted that the young thymus sets the T-lymphocyte repertoire during the childhood, whereupon atrophy begins until the elderly thymus is a non-functional evolutionary trace. However, a rising body of knowledge points toward the thymus functioning during adulthood. In the elderly, higher thymic function is associated with a younger immune system, while thymic function failure is associated with all-cause mortality. Therefore, any new strategy focused on the improvement of the elderly quality of life, especially those trying to influence the immune system, should take into account, together with peripheral homeostasis, thymus function as a key element in slowing down age-related decline.