Objetivo: conocer la evidencia científica disponible sobre los cuidados que debe prestar la enfermera especialista en Obstetricia y Ginecología (matrona) ante una retención placentaria.
Método: revisión narrativa en la que se analizan ensayos clínicos, estudios prospectivos y retrospectivos, así como revisiones bibliográficas, protocolos y guías de práctica clínica sobre la incidencia de la retención placentaria, los factores que influyen en dicha incidencia, métodos de diagnóstico, complicaciones asociadas y manejo de la misma. Las bases de datos consultadas fueron: PubMed, Uptodate, Cuiden, Cochrane Plus, Medline, Embase y Google Académico, utilizando y combinando los términos �postpartum haemorrhage�, �scientific evidence�, �uterotónicos�, �alumbramiento�, �hemorragia postparto�, �evidencia científica� y �retención placentaria�. El periodo de búsqueda fue el comprendido entre los años 1990 y 2012 y los idiomas de elección el inglés y el español.
Resultados y conclusiones: la incidencia de la retención placentaria varía según la población, situándose entre el 0,5 y el 3% de los partos vaginales, y su diagnóstico se puede hacer mediante la observación de la ausencia de signos de desprendimiento placentario. Cuando la placenta está adherida, la extracción manual es la forma de tratamiento de mayor porcentaje de éxito, pero existen medidas menos invasivas como la inyección en la vena umbilical de prostaglandinas, oxitocina o expansores plasmáticos. La inyección de oxitocina en la vena umbilical en los 15-30 minutos postparto reduce la incidencia de extracción manual. Se encontró un beneficio claro de la nitroglicerina sublingual en la reducción de la necesidad de extracción manual de la placenta. El uso de expansor plasmático y prostaglandinas carece de estudios con suficiente evidencia científica. La retención placentaria es una urgencia que puede ocurrir en una sala de partos, pudiendo ser en ocasiones letal. Por ello, la matrona debe conocer cuáles son las recomendaciones basadas en la mejor evidencia científica disponible, en la cual se recomienda un manejo activo del alumbramiento, ya que se asocia a una disminución del riesgo de hemorragia postparto (HPP).
Objective: to learn about the scientific evidence available on the care which should be provided by the Obstetric-Gynecologic Nurse Practitioner (matron) when faced with a case of placental retention.
Method: narrative review where clinical trials and prospective and retrospective studies were analyzed, as well as bibliographic reviews, protocols, and clinical practice guidelines about the incidence of placental retention, factors with an impact on said incidence, diagnostic methods, associated complications, and its management. The databases searched were: PubMed, Uptodate, Cuiden, Cochrane Plus, Medline, Embase and Academic Google, using and combining the terms �postpartum haemorrhage�, �scientific evidence�, �uterotonics�, �birth�, �hemorragia postparto�, �evidencia científica� and �placental retention�. The search included the years between 1990 and 2012, and the languages of choice were English and Spanish.
Results and conclusions: the incidence of placental retention varies according to population, representing between 0.5 and 3% of all vaginal births, and it can be diagnosed by observing the lack of signs of placental expulsion. When the placenta is attached, manual extraction is the type of treatment with higher success rate, but there are less invasive measures, such as the injection of prostagladins, oxitocyn or plasma- expanding drugs into the umbilical vein. An oxitocyn injection in the umbilical vein within 15-20 minutes post-partum reduces the incidence of manual extraction. Sublingual nitroglycerin showed a clear benefit in terms of reduction of the need to extract the placenta manually. There are no studies with sufficient scientific evidence to support the use of plasma-expanding drugs and prostagladins. Placental retention is an emergency which may occur in the delivery room, and may be occasionally fatal. Therefore, matrons must be aware of the recommendations based on the best available scientific evidence, where an active management of birth is recommended, as it is associated with a reduction in the risk of postpartum hemorrhage (PPH).