Isabel Bonías López
La piel funciona como un gran escaparate de las emociones.
"La piel puede ser circunstancialmente un indicador visible del estado anímico de una persona.
La cara se ruboriza por vergüenza, júbilo o estrés y palidece con la ira y el pánico. La humedad manifiesta de las manos cuando las estrechamos es un signo, que al igual que los otros, denota ansiedad" según Maria José Tribó Boixareu de la unidad de psicodermatología del hospital del Mar en Barcelona.
Aunque son muy pocos los pacientes que acuden al dermatólogo por una posible etiopatogenia psiquiátrica de su dermatosis, si son muchos los que señalan la influencia que ejercen los acontecimientos estresantes en la evolución de sus lesiones cutáneas.