A lo largo de los tiempos, los profesionales sanitarios han facilitado numerosas y no demasiado homogéneas recomendaciones acerca de la conveniencia de la práctica de actividad física en las etapas del embarazo y el puerperio. En la actualidad las más importantes asociaciones y organismos especializados parecen coincidir en recomendar la práctica de actividad regular y aeróbica en estas épocas, siempre que éstas se desarrollen dentro de la normalidad.
En cualquier caso, la literatura científica disponible no determina con claridad la forma en que los niveles totales de actividad evolucionan en estas épocas. En respuesta a esta cuestión, el objetivo principal de este estudio es describir la forma, la duración, la intensidad y las modificaciones en la práctica de actividad física a lo largo del embarazo y hasta tres meses tras el parto de una cohorte representativa de 133 mujeres. Para tal fin se diseñó un protocolo de seguimiento prospectivo en el que se midió, en cada uno de los trimestres de la gestación y a los tres meses del parto, la cualidad, cantidad y ámbito de realización de la Actividad Física �AF� llevada a cabo por las participantes.
El análisis estadístico de los resultados demostró que los niveles globales de actividad física decrecen a lo largo de la gestación y también en el puerperio y que caminar es la forma de ejercicio más común en ambas épocas. Por otra parte, durante la gestación el mayor gasto metabólico derivado de la actividad fue el relacionado con el entorno doméstico. Esta tendencia se invirtió en la época del puerperio en la que la esfera recreativa fue la que más contribuyó al mencionado gasto.
El estudio de la asociación entre la práctica de actividad física y la ganancia ponderal demostró una leve tendencia (no estadísticamente significativa) a un mejor control de su peso por parte de las gestantes y puérperas más activas. En cuanto a los factores implicados o determinantes del decaimiento de la actividad física en estas épocas, destacaron en este estudio: el nivel educativo, el trabajo remunerado fuera del hogar, la clase social y, en menor medida, la procedencia geográfica, la edad y el cuidado de hijos anteriores. Por otra parte, permanece sin aclarar la influencia que puedan tener (si es que la tienen) la historia obstétrica desfavorable, el lugar de residencia o ciertos hábitos no saludables de salud como el tabaco o el alcohol.
De cara al futuro, las próximas investigaciones deberían enfocarse hacia la comprensión de las razones de las gestantes para suspender la práctica de AF regular (deportes y AF lúdica o recreativa) y aumentar el tiempo dedicado a comportamientos sedentarios. También sería aconsejable avanzar en el entendimiento de la calidad y el volumen de actividad más adecuados para cada mujer y su situación personal. En todo caso, y a la luz de los hallazgos de este estudio parece necesaria, por parte de los gestores y profesionales de la salud, la formulación de estrategias con el claro objetivo de mantener los niveles totales de actividad en las gestantes y puérperas.