Paula DeCola, David Benton, C. Peterson, D. Matebeni
Antecedentes: La incidencia y el aumento previsto de enfermedades no transmisibles (ENT) son una importante amenaza para la salud pública mundial. Las enfermeras como educadoras sanitarias están bien posicionadas para apoyar la promoción de la salud y los esfuerzos de prevención. La intención ha sido comprender el interés de las enfermeras, los desafíos y los factores que posibilitan llevar a cabo este importante rol en la solución de las ENT.
Método: Se realizó una encuesta representativa estratificada de 1600 enfermeras en 8 países para entender mejor cómo las enfermeras perciben su rol en el tratamiento de los factores de riesgo asociados a las ENT, así como los tipos de apoyo necesarios para facilitar esta labor. El estudio también explora las opiniones cambiantes de las enfemeras de la profesión y de su entorno de práctica. La encuesta estructurada se administró vía teléfono y entrevistas individuales integrada principalmente por preguntas cerradas de opción múltiple.
Resultados: Entre los resultados principales figuran que el 95% de las enfermeras querían utilizar sus conocimientos, habilidades y tiempo para educar a los individuos sobre la amenaza y prevención de ENT. Expresaron su convicción de que deberían dedicar más tiempo, como media, casi el doble del que en la actualidad son capaces de dedicar, para prevenir el desarrollo e intensificación de las ENT. Sin embargo, el potencial de las enfermeras se diluye por la sobrecarga de trabajo; más de un tercio informó de que su carga de trabajo había empeorado en los últimos 5 años, y el 95% de las enfermeras están experimentando presiones de tiempo. Las enfermeras creen que estas restricciones, casi por unanimidad (98%), les impiden ser capaces de pasar más tiempo con los pacientes con una calidad educativa.
Conclusiones: Las enfermeras están interesadas en pasar más tiempo tratando la prevención de ENT, pero la carga de trabajo, la falta de tiempo y la percepción hacia el trabajo de enfermería les impiden realizar su potencial. Las opciones de estilo de vida no saludables son un factor de riesgo para las ENT; a través de la concienciación y la educación, el cambio positivo del comportamiento es posible. La investigación ha demostrado que las enfermeras son eficaces en el apoyo a las personas para el cambio de comportamiento, la administración de los programas de gestión de enfermedades y el autocuidado así como el autotratamiento. Es necesario tratar las cuestiones del entorno de la práctica que impiden que las enfermeras alcancen su pleno potencial para afrontar la crisis de las ENT.