Manuel Mesa Ramos, José R. Caeiro Rey, Iñigo Etxebarria Foronda, Pedro Carpintero Benítez
La deficiencia (insuficiencia o deficiencia) de vitamina D es un problema clínico especialmente prevalente en ancianos con fracturas de baja energía, sobre todo de cadera, aunque también se ha relacionado con fracturas de estrés y de alta energía.
Son muchas las evidencias que apoyan la necesidad de mantener unos niveles adecuados de vitamina D en sangre para reducir el número de fracturas por fragilidad, favorecer la consolidación de las mismas, mejorar la función neuromuscular de los pacientes, evitar las caídas, prevenir las infecciones quirúrgicas o mejorar la duración de las artroplastias.
Sin embargo, no es habitual que el cirujano ortopédico y traumatólogo considere determinar los valores de vitamina D en este tipo de pacientes e instaurar el tratamiento adecuado.
Se recomienda mantener niveles superiores a 30-40ng/ml (75-100nmol/l) de vitamina D y la ingesta, en casi todos los casos, de 800 a 1.000UI/día de vitamina D para alcanzar estos niveles.