Es frecuente encontrar a personas que presentan en su rostro puntos blancos sobreelevados, del tamaño de un alfiler. Son los llamados milia o quistes miliares; se trata de pequeñas lesiones quísticas epidermoides, localizadas en la dermis superficial que se presentan clínicamente como elementos redondeados de pequeño tamaño (1-2 mm), consistencia firme y color blanquecino o perlado. Los quistes de milium pueden ser primarios o secundarios. Los primarios surgen de manera espontánea a cualquier edad, principalmente en párpados, mejillas y frente. En los recién nacidos se puede considerar como normal, dado que hasta el 40-50% tiene milia, sobre todo a nivel nasal. También se pueden encontrar en la mucosa (perlas de Epstein) y el paladar (nódulos de Bohn). En la mayoría, desaparecen durante las primeras 4 semanas. Los secundarios aparecen de forma reactiva a cualquier traumatismo cutáneo (enfermedades ampollosas, dermoabrasiones, quemaduras, radioterapia o agentes químicos) o a algunas dermatosis, como la dermatitis de contacto. También se han descrito tras el uso de corticoides tópicos potentes1. En raras ocasiones, pueden formar parte de genodermatosis (síndrome de Bazex) o aparecer en forma de placas. Además de la predisposición genética, se encuentran relacionados la exposición solar, los antecedentes de acné, el hábito tabáquico y la falta de higiene. Patogenia Es idéntica al quiste epidérmico, la diferencia es el tamaño. Se debe a la obstrucción de un folículo pilosebáceo por un exceso de queratina. Tratamiento El quiste de milium no presenta capacidad de malignización ni riesgo..