Lluís de Haro Martín
Durante los últimos 30 años, hemos podido asistir a un cambio profundo y conceptual de la relación del médico y el paciente. En el año 1964, Pedro Laín Entralgo publicó un libro que se convirtió en todo un clásico: La relación médico-enfermo. La reedición, en 2003, de El médico y el enfermo, la síntesis que él mismo había efectuado cinco años después, hizo objetivar a varios autores1 que los cambios aparecidos en esa relación eran más importantes en esos 25 años que en los 25 siglos anteriores que había analizado Laín2. Habíamos pasado del médico sacerdotal al médico asalariado, y del paciente obediente y sumiso al paciente actor principal y sujeto activo. Hoy, ya pasada la primera década del siglo xxi, me atrevo a afirmar que los cambios en estos primeros 11 años han sido todavía más marcados y significativos. La aparición de las nuevas tecnologías e Internet han producido importantes alteraciones en la forma de actuar de médicos y pacientes. Pocas consultas estaban totalmente informatizadas hace 10 años, e Internet empezaba a ser una inagotable fuente de información (Google había nacido en 1998, pero no empezó a ser popular hasta el 2001). No existían ni se intuían las redes sociales, los primeros blogs aparecieron en EE. UU., en 2001, y no se empezó a hablar de web 2.0 hasta el año 2004. En la actualidad, casi todos nosotros formamos parte de alguna red social, muchos escribimos blogs y un alto porcentaje...