Incorporar la perspectiva de género al mundo de las drogodependencias conlleva generar nuevos conceptos y formas de entender los usos de los consumidores y consumidoras. El cannabis es la droga ilegal más consumida por los estudiantes españoles de 14 a 18 años. El consumo está más extendido entre los chicos en todos los indicadores, si bien esta diferencia con las chicas no es tan acusada como para otras drogas ilegales. En nuestra sociedad, sustancias como el cannabis ya no se asocian a marginalidad, sino que están inmersas en contextos sociales categorizados como "normales", y así son percibidas por la mayoría de sus consumidores y consumidoras. El proceso de normalización de la sustancia y la baja percepción del riesgo asociado a su uso y abuso han debido de jugar un papel en la incorporación de las mujeres a su consumo. Consideraciones sobre el rol del género en el uso de tabaco, alcohol u otras drogas han sido omitidas en la mayoría de los estudios sobre la efectividad de las intervenciones preventivas. Como consecuencia, poco se sabe de los programas efectivos para las mujeres. Las políticas de drogas que pueden aspirar a tener un cierto nivel de eficacia tienen que sintonizar de algún modo con las normas informales de sus consumidores.
Incorporate the gender perspective into the world of drug studies generate new concepts and ways of understanding the realities of the drug uses for women and men. Cannabis is the illicit drug most consumed by Spanish students 14 to 18 years. Consumption is more prevalent among boys in all indicators, although this difference is not as strong as for other illegal drugs. Substances such as cannabis are not longer associated with the poor and marginal people, but are embedded in social contexts categorized as "normal", and so are perceived by most consumers. The normalization process of the comsuption and low perception of risk associated with its use and abuse have had to play a role in the incorporation of women to their consumption. Consideration of the role of gender in alcohol, tobacco, and drug use, for the most part, has been omitted from studies of intervention effectiveness. Consequently, although scientists now can state with confidence that effective prevention approaches exist, it is not clear whether those programs are effective specifically for girls. If drug policies can aspire to a certain level of efficiency they have to tune in some way with the informal norms of their consumers.