A partir de mayo de 2013, una directiva de la UE hará obligatorio el uso de dispositivos de seguridad en todos los centros hospitalarios públicos y privados para evitar y prevenir los más de un millón de pinchazos accidentales que se producen cada año en toda Europa, sobre todo entre el personal de Enfermería, con el consiguiente riesgo de infección por VIH o hepatitis. Sin embargo, cada vez son más las instituciones sanitarias que, sin esperar al plazo límite, ya han sustituido el antiguo instrumental por otro que incorpora mecanismos de seguridad, puesto que se ha comprobado que suponen un incuestionable ahorro económico y de responsabilidad moral. En este contexto, ¿qué pasa con los pacientes con diabetes? Existen una serie de mitos acerca del riesgo de sufrir lesiones por agujas e infecciones al tratar la diabetes, que este artículo pretende aclarar, demostrando la necesidad de utilizar agujas con dispositivos de seguridad en el tratamiento de la diabetes para proteger tanto a los pacientes como al personal sanitario. ¿Es verdad que los pacientes con diabetes presentan una menor prevalencia de virus peligrosos que la población general? ¿Es verdad que no se producen demasiadas lesiones por objetos cortopunzantes porque las agujas más pequeñas no suponen un gran peligro de infección y porque los dispositivos de inyección usados en el tratamiento de la diabetes no se contaminan? ¿Es verdad que las personas con diabetes siempre tapan y desechan correctamente sus agujas, y además no hay agujas de seguridad para la diabetes? Está claro que la respuesta es no, siendo el objetivo de este artículo explicar en pocas palabras los porqués.