Jordi Casabona Barbarà
El día 5 de junio de 1981, Morbidity and Mortality Weekly Report (MMWR), el informe epidemiológico de la administración de salud pública de Estados Unidos y una de las publicaciones más influyentes del mundo en la toma de decisiones sanitarias, publicaba la información clínico-epidemiológica sobre 5 jóvenes varones homosexuales que, entre octubre de 1980 y mayo de 1981, habían sufrido una pulmonía por Pneumocystis carinii, un agente infeccioso muy poco frecuente en la población general sana1. En el momento de la publicación, dos de ellos ya habían muerto. Este informe fue la primera de una serie de publicaciones que permitieron describir una entidad clínica hasta entonces desconocida, a la que a partir de julio de 1982 se conoce como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)2 y que consiste en una profunda depleción de las defensas inmunitarias del organismo, que facilita la aparición de infecciones y cánceres poco frecuentes en la población sana. Como inicialmente se asoció a varones que tienen relaciones con varones, heroinómanos, personas provenientes de Haití y hemofílicos, durante un tiempo se la conoció también como "enfermedad de las cuatro haches". Fueron precisamente las características epidemiológicas de las personas afectadas lo que, a pesar de desconocerse la causa de la enfermedad, permitió consolidar la hipótesis de que esta era un agente infeccioso de transmisión sexual y sanguínea. No fue hasta 1983 que se identificó y se aisló el agente causal del sida3, al que, después de varios nombres, se denominó definitivamente virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), unas...