Rebeca de la Fuente Cañibano, Mateo Jáñez Moral
La patología más frecuente de la glándula parótida es la de origen infeccioso1,2. La parotiditis bacteriana es unilateral a diferencia de la viral, y se suele observar en pacientes ancianos con factores de riesgo como inmunosupresión, diabetes, sida y tratamientos con fármacos que disminuyen o inhiben la salivación2. Puede instaurarse de forma brusca o progresiva con dolor y tumefacción parotídea y raramente parálisis facial. Sin el tratamiento adecuado puede progresar hacia el absceso. Sus posibles vías de extensión son la hematógena o por vía ascendente, siendo esta última la más frecuente y de etiología microbiana3,4. El tratamiento consiste en el drenaje y la administración de antibióticos intravenosos, dependiendo del germen causante en el caso del absceso5. Presentamos el caso clínico de una mujer de 91 años, que acude a urgencias por presentar una tumefacción parotídea derecha dolorosa a la palpación de instauración brusca y parálisis facial periférica grado III de House-Brackmann homolateral, sin otra sintomatología. No presenta antecedentes personales de interés ni toma tratamientos. Ante dicha clínica se solicita una ecografía de la región (fig. 1) en la que se aprecia una imagen ecogénica compatible con una lesión quística en el lóbulo superficial de 2 cm de diámetro que continua con una formación similar en el lóbulo profundo de 3 cm de diámetro, siendo el diagnóstico más probable el de proceso inflamatorio-infeccioso y como segunda posibilidad un tumor de Warthin. Se realiza una punción-aspiración con obtención de líquido seroso (no purulento) y se pauta tratamiento amoxicilina-clavulánico 1...