Ana Belén Friginal Ruiz, Sonia González Castillo, Alfredo José Lucendo Villarín
Resumen Existen numerosas alteraciones y enfermedades en que se ve disminuida o impedida la capacidad de deglución del paciente a pesar de poseer un sistema digestivo funcionante.
En estos casos, la colocación de una sonda de gastrostomía percutánea (conocida por su acrónimo en inglés PEG) se constituye en el método de elección para procurar la alimentación enteral al paciente institucionalizado o en su ámbito domiciliario de manera segura y eficaz durante largos periodos. Por su sencillez, seguridad, fácil manejo y bajo coste, la PEG ofrece claras ventajas frente a otras técnicas de alimentación, especialmente frente a la sonda nasogástrica y la nutrición parenteral, si bien requiere unos sencillos y precisos conocimientos y la aplicación de cuidados que eviten la escasa incidencia de complicaciones.
La colocación de una sonda de PEG podría contemplarse en: a) de modo temporal en pacientes con cuadros potencialmente reversibles; b) en enfermedades irreversibles para las que se espera una supervivencia prolongada (mayor de 6 meses), y c) en enfermedades terminales y debilitantes con expectativa de vida relativamente prolongada, casos en los que la indicación e implementación de la técnica deberán ser individualizadas y consensuadas.
La formación específica de los profesionales y cuidadores encargados de manejar estos dispositivos garantiza su uso continuado y minimiza el riesgo de complicaciones. En este trabajo se revisan las indicaciones de la colocación de una sonda de PEG, su técnica y los cuidados más adecuados que proporcionar a los pacientes portadores por parte del profesional sanitario y de sus cuidadores.