El término reflexividad proviene de la lengua inglesa y los hispanohablantes la hemos de dotar de un sentido técnico. La reflexividad expresa la conciencia del investigador, habla de su conexión con la situación de la investigación. Es un proceso en el cual el investigador vuelve sobre sÍ mismo para examinar críticamente el efecto que tiene sobre el estudio y el impacto de las interacciones con los participantes. El proceso reflexivo impregna todos los niveles de un estudio de investigación y está presente en todas las fases desde la pregunta de investigación al trabajo de campo, del análisis de los datos a la elaboración final del informe. No obstante, la cuestión no es tanto hacer actividades reflexivas, sino ser un investigador reflexivo. La reflexividad es una habilidad humana que está presente en las interacciones sociales y precisamente por esto se hace presente en la investigación cualitativa. Se puede hablar, por tanto, de un «self indagador» que precisamente se construye a través de las relaciones y las interacciones que los investigadores establecemos con los participantes del estudio. La reflexividad tiene un carácter formativo, que continúa aun después de haber finalizado el estudio.