Aunque la interacción nutrición-fármacos, definida como la influencia del estado nutricional, alimento o nutriente específico sobre la farmacocinética o farmacodinamia de un fármaco o bien la influencia de un fármaco sobre el estado nutricional o sobre el estado de un nutriente específico, puede producirse en cualquier paciente, determinados grupos poblacionales, entre los que se encuentran los ancianos, presentan un mayor riesgo de que esta interacción pueda tener significación clínica.
Los cambios fisiológicos del envejecimiento, el consumo elevado de fármacos, la presencia de múltiples enfermedades, los problemas del cumplimiento terapéutico, las alteraciones en el estado nutricional y problemas de tipo psicosocial incrementan el riesgo de efectos adversos a los medicamentos, entre los que se incluyen las interacciones farmacológicas y también las interacciones entre fármacos y nutrición.
Entre las estrategias propuestas para prevenir y manejar estas interacciones, aparte de la profundización en el conocimiento de las mismas, se incluye la limitación de la prescripción farmacológica a los medicamentos esenciales y la reevaluación periódica de los mismos con objeto de identificar las posibles interacciones.