Consideraciones previas El dolor es una experiencia compleja en la cual se interrelacionan diversas dimensiones (física, psíquica, espiritual y social). Su diagnóstico se realiza con una exhaustiva anamnesis y exploración física, con el objetivo de identificar sus características (tipo de dolor, localización y patrón temporal) e intensidad, para poder determinar qué analgésico debemos utilizar, aplicando la clásica escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los opiáceos menores, tramadol y codeína, son los fármacos de elección para controlar el dolor de intensidad leve (EVA < 3) y moderada (EVA < 57). Para intensidad severa (EVA > 7) se recomienda utilizar, independientemente de la supervivencia prevista, los opiáceos potentes: morfina, fentanilo, oxicodona, buprenorfina, hidromorfona y metadona. Los opiáceos deben administrarse de manera pautada, individualizada y revisada gradualmente. El período de incremento gradual de las dosis de opiáceos hasta conseguir un adecuado balance entre analgesia y efectos secundarios se denomina titulación. Asimismo, debemos diferenciar los conceptos dosis de mantenimiento y dosis de rescate, que es aquella que se utiliza en las exacerbaciones de dolor. Dosificación de los opiáceos menores Codeína Se iniciará con 3060 mg/46 h por vía oral1. En caso de insuficiencia renal moderada deberá reducirse la dosis en un 25%, y si es grave, en un 50%1. En ancianos y en insuficiencia hepática la dosis deberá individualizarse1. Tramadol Se iniciará con 50100 mg/68 h por vía oral, o con 100200 mg, si utilizamos la formulación retardada1....