P. Rojo
Cada año, las enfermedades infecciosas matan a unos 13 millones de personas, lo que equivale a 30.000 muertes diarias. Casi la mitad de las víctimas son niños y niñas menores de 5 años, la gran mayoría pertenece a países en vías de desarrollo. Muchas de las muertes prematuras y de los casos de incapacidad asociados a enfermedades infecciosas se podrían evitar si los pobres tuvieran acceso a las medicinas. En el mundo en desarrollo, la pobreza de las familias, el gasto público inadecuado y la falta de infraestructuras sanitarias se unen para dejar fuera del alcance de los pobres la posibilidad de un tratamiento médico adecuado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países en desarrollo unos 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicinas esenciales. Las nuevas reglas de patentes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) van a reducir aún más el acceso de los pobres a medicinas esenciales. Al otorgar derechos exclusivos de comercialización a los propietarios de las patentes durante un período mínimo de 20 años se restringe el derecho de los gobiernos a permitir la producción, comercialización e importación de copias de bajo coste (genéricos) de medicinas patentadas. No se trata de una amenaza teórica o lejana. La aplicación de unas normas más estrictas sobre patentes a los productos médicos ya ha causado serios problemas a países en desarrollo productores de medicamentos genéricos como India o Brasil, o a importadores de éstos como Sudáfrica o Kenia. Han sido presionados, llevados a juicio y amenazados de sanción por parte de las multinacionales farmacéuticas y de algunos gobiernos de países desarrollados. La decisión de algunos países en vías de desarrollo de defender la salud de su población más necesitada, sumada a la campaña internacional de apoyo al acceso de medicamentos esenciales defendida por organizaciones como Act Up, Treatment Action Campaign, Médicos sin Fronteras e Intermón Oxfam, ha supuesto pequeñas victorias en la defensa del acceso a las medicinas en los países más pobres. Sin embargo, queda mucho por hacer; son necesarios cambios más profundos en las reglas de patentes y en la investigación de enfermedades olvidadas son necesarios para mejorar la salud en estos países.