A partir de los años 1970, los países de altos y bajos ingresos entraron en una fase de integración económica y cultural conocida como «globalización». La evidencia disponible muestra que los efectos de la globalización en los mercados de trabajo acarrea incrementos en desigualdades y varias formas de inseguridad económica que afectan negativamente a la salud de los trabajadores. La investigación sobre la relación entre los mercados laborales y salud se ve perjudicada por la invisibilidad social de estas desigualdades en salud. La evidencia empírica sobre las relaciones de empleo y su impacto en las desigualdades de salud es escasa en los países con ingresos bajos, las pequeñas empresas, los entornos rurales y los sectores de la economía donde la «informalidad» es generalizada. La información disponible es también escasa sobre la efectividad de las intervenciones en el mercado laboral para reducir las desigualdades en salud. Esta situación no parece que vaya a mejorar en un futuro cercano, a menos que los gobiernos adopten políticas de mercado laboral activas, incluyendo la creación de empleo, la regulación de los mercados laborales para proteger el empleo, la ayuda a los sindicatos, y aseguren el cumplimiento de las leyes de seguridad y salud laborales.