El diseño coste-efectivo y equitativo de la política de salud implica abordar los determinantes sociales de la salud y tomar conciencia del impacto de las políticas no sanitarias. Para ello se requieren cambios estructurales en las formas de organización de las instituciones, que han de favorecer la gobernanza en red. La inercia institucional, las deficiencias en los mecanismos de coordinación y cooperación entre sectores, niveles de gobierno y agentes, los intereses económicos y las pautas culturales que mantienen el paradigma biomédico, o la falta de colaboración entre expertos, profesionales y autoridades sanitarias, actúan como factores de ralentización, pero pueden contrarrestarse con voluntad política y con el conocimiento que proporcionan las experiencias propias y ajenas. La coyuntura actual derivada de las recientes crisis de salud pública, y particularmente de la última crisis económica, ofrece una oportunidad excepcional para introducir cambios en la planificación de las acciones orientadas a mejorar la salud