La realización de dos estudios de ámbito nacional durante 1988-89 con el objetivo de analizar la situación de la cadena de frío vacunal en España activó el interés por la logística de las vacunas entre los profesionales de la salud pública. Se realizaron utilizando la metodología de evaluación basada en tarjetas de monitorización tiempo-temperatura (informe Battersby) y encuestas transversales sobre el estado de la cadena de frío vacunal (informe Ferrando) en los niveles provincial y local (2° y 3er eslabón). Los informes técnicos pusieron de manifiesto la precariedad de la situación, identificaron los puntos débiles que ponían en riesgo la efectividad de las vacunas y favorecieron la sensibilización hacia una actividad que constituye la columna vertebral de un programa de inmunización. Las mejoras propuestas fueron incorporadas paulatinamente por las distintas comunidades autónomas, que realizaron inversiones en equipamientos materiales y formación del personal sanitario, estableciendo protocolos de gestión específicos