La diabetes mellitus comprende un grupo de enfermedades metabólicas caracterizadas por la aparición de hiperglucemia, resultante de un defecto en la secreción de insulina y/o en su acción. La hiperglucemia, y la insulinresistencia y pérdida de células beta subyacentes, podrían ser secundarias a un trauma metabólico producido por el depósito ectópico de lípidos o lipotoxicidad, de ahí la íntima asociación entre obesidad y diabetes.
La diabetes es en la actualidad una de las enfermedades no comunicables más prevalentes en el mundo y representa la cuarta o quinta causa de muerte en países occidentales. La hiperglucemia crónica se asocia con el daño, disfunción y fracaso de varios órganos a lo largo del tiempo. El tratamiento nutricional en el paciente diabético es la base de todo el enfoque terapeútico posterior. Es fundamental en el control glucémico y metabólico, y además previene la aparición y progresión de la propia diabetes y de sus complicaciones asociadas. Las distintas sociedades internacionales establecen periódicamente recomendaciones, que van cambiando según las nuevas evidencias científicas disponibles.
Cuando es necesario un soporte nutricional por vía oral, se han empleado tanto fórmulas estándar como con bajo contenido en hidratos de carbono y alto en grasa monoinsaturada (60%-70% del aporte calórico total diario como grasas monoinsaturadas y carbohidratos).
El cambio en las recomendaciones de la ADA sobre el contenido en grasa monoinsaturada ha supuesto el desarrollo de nuevas fórmulas por vía oral o enteral, con una nueva generación de hidratos de carbono de absorción muy lenta (maltodextrinas modificadas, maltitol e isomaltulosa).