El mercurio no tiene ninguna función fisiológica en el cuerpo humano y está ampliamente distribuido en la naturaleza. Puede ser tóxico por inhalación, ingestión o contacto. El timerosal es una sal orgánica de mercurio usada como antiséptico y antifúngico desde 1928. Desde finales de la década de 1990, el mercurio empezó a ser retirado de los medicamentos y materiales de uso clínico. Se ha hecho un esfuerzo para eliminar el timerosal de las vacunas siguiendo el principio de precaución, pues no hay evidencias científicas que avalen un daño cerebral atribuible al timerosal. No se ha encontrado ninguna asociación entre su uso y el riesgo de desarrollar autismo. Actualmente, en los países de nuestro entorno solo se usa en muy pocas vacunas en envases multidosis, y todas las incluidas en los calendarios oficiales españoles, así como las de uso común en niños fuera de ellos (neumocócicas y rotavirus), están libres de timerosal. No obstante, la OMS ha reiterado que las vacunas que contienen timerosal pueden seguir utilizándose, especialmente en el Tercer Mundo donde, por necesidades logísticas, se utilizan envases multidosis, pues el riesgo real de enfermedad y muerte por enfermedades vacunables en quienes no se vacunan es muy superior al riesgo hipotético derivado del su uso. Como con cualquier otro medicamento, pueden presentarse reacciones de hipersensibilidad al timerosal, generalmente locales. Los esfuerzos investigadores sobre determinados problemas neurológicos como el autismo deberían encaminarse a buscar sus verdaderas causas en lugar de a sembrar dudas sobre la seguridad de las vacunas.