Victoria Consuelo López Cócera, Rosario Ros Navarret, Eva Pérez Lafuente, Ilham Mimón Rahal
La piel surge en los primeros días de la vida del embrión humano, casi al mismo tiempo que el cerebro, pero su maduración sólo fi naliza con el nacimiento a término (38-40 semanas gestación), aunque sigue perfeccionándose posteriormente.
El recién nacido a término posee un sistema inmune desarrollado, con mecanismos de defensa como la barrera del estrato córneo. La epidermis frena las infecciones y contiene células que actúan frente a ellas.
El vermix caseoso es una sustancia amarillenta y grasosa que aparece localizada estratégicamente para ayudar a las defensas de la piel. Este comienza a formarse a partir de la semana 27 de gestación.
En el recién nacido prematuro, la piel no se ha desarrollado en su totalidad. El tejido subcutáneo prácticamente no aparece, ya que, la formación de grasa se realiza en el último trimestre del embarazo. Esto provoca que en el neonato prematuro aumente el riesgo de lesiones, úlceras por presión, infecciones, pérdida de calor y agua, absorción de sustancias y dolor. El aspecto de la piel del pretérmino es diferente: su piel es más fi na, la coloración suele ser pletórica, suele tener lanugo o no tener nada de vello, y estar edematosos.
Aproximadamente a las 2 semanas de vida, independientemente de la edad de gestación, la función protectora de la piel de los prematuros es parecida a la del RN a término, debido a un incremento en el proceso de maduración de la epidermis