La violencia contra las mujeres es un problema de salud pública con graves costos, además de ser también un problema social y de derechos humanos. Se sabe que la violencia contra las mujeres representa la pérdida de hasta una quinta parte de los años de vida saludables en el período reproductivo de las mujeres afectadas. A los profesionales sanitarios no nos resulta fácil detectar víctimas de malos tratos y por supuesto abordar el problema. Desde los servicios sanitarios se puede desempeñar un papel crucial para ayudar a las mujeres que sufren violencia, ya que la mayoría de las mujeres están en contacto con ellos.