Aranzazu Aparicio Vizuete, Beatriz Navia Lombán, Elena M. Rodríguez Rodríguez, Ana María López Sobaler, Rosa María Ortega Anta
Fundamentos: La depresión es una enfermedad común en las personas de edad avanzada. La nutrición, al igual que en los trastornos cognitivos y motores, juega un importante papel en el origen y/o evolución de los trastornos afectivos. El objetivo del estudio es analizar las diferencias en la ingesta de macronutrientes y en el perfil calórico de la dieta en función del estado afectivo de un colectivo de ancianos institucionalizados.
Métodos: Se ha estudiado a un grupo de 176 personas de edad avanzada, institucionalizadas en 4 residencias de la Comunidad de Madrid, mayores de 65 años a los que se les realizó un estudio dietético mediante pesada precisa individual durante 7 días consecutivos.
También se les realizó un estudio antropométrico y de capacidad afectiva valorada por la aplicación de la Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (GDS), cuya puntuación superior a 5 puntos es indicativa de depresión.
Resultados: La capacidad afectiva valorada a través del GDS, fue de 5.36±3.48, resultado medio indicativo de depresión. La ingesta calórica fue similar en los ancianos deprimidos (D) y no deprimidos (ND), aunque los ancianos D presentaron un perfil calórico más desequilibrado que los ancianos ND, con un mayor aporte de energía por parte de los lípidos y un menor aporte de hidratos de carbono, diferencias que condicionan en los ancianos D un mayor alejamiento de su perfil calórico respecto a los objetivos nutricionales marcados como aconsejables.
Conclusiones: Resulta aconsejable aproximar la dieta al ideal teórico, aumentando el consumo de hidratos de carbono y disminuyendo el aporte de grasa, para conseguir un beneficio nutricional y sanitario y tal vez también un beneficio afectivo (de utilidad en la lucha contra la depresión).