Antonio García Ríos, Mª Eugenia Meneses Álvarez, Pablo Pérez Martínez, Francisco Pérez Jiménez
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en Europa, representando el 49% de todas las muertes y el 30% de las muertes antes de los 65 años. En la actualidad, la prevalencia de enfermedad cardiovascular lejos de ir disminuyendo, continúa creciendo, vinculada al aumento progresivo en la edad de la población. En la promoción y prevención de la enfermedad cardiovascular, la dieta juega un papel predominante.
Así, específicamente el tipo de grasa que la compone merece especial atención porque determinará, en parte, el efecto final sobre el desarrollo o prevención de esta patología. Un ejemplo de la importancia del tipo de grasa en la salud cardiovascular, lo constituyen los omega-3.
En la actualidad, gran número de evidencias científicas demuestran que el consumo de ácidos grasos omega- 3 produce una disminución en el riesgo cardiovascular.
Esto ha llevado a que las grandes sociedades científicas como la AHA, la Sociedad Americana de Cardiología y la Sociedad Europea de Cardiología recomienden su consumo y por tanto, los ácidos grasos omega-3 han sido incluidos en sus guías de actuación, aunque con distinto nivel de evidencia. De este modo, para las personas que no tienen enfermedad cardiovascular, se recomienda el consumo de pescado preferentemente azul, al menos dos veces a la semana, así como alimentos ricos en ALA. Por su parte, en los casos en que hay enfermedad evidente se debería garantizar el aporte de 1 gramo diario de una mezcla de EPA o DHA. Teniendo en cuenta que el aporte de omega-3 de la dieta habitual de muchos países occidentales está muy por debajo de las cifras recomendadas por las sociedades científicas, parece evidente la necesidad de incrementar el consumo de los mismos.
Se ha demostrado en los diferentes ensayos clínicos que los suplementos de ácidos grasos omega-3 pueden reducir los eventos cardiacos, además de producir una reducción en el avance de la aterosclerosis. Sin embargo, se necesitan estudios adicionales en los que se repliquen los beneficios obtenidos de dichos suplementos sobre la salud, tanto en prevención primaria como secundaria.