Tradicionalmente, los profesionales sociosanitarios hemos orientado todo nuestro esfuerzo hacia la detección de factores de riesgo, y, desde esta perspectiva de la vulnerabilidad, intervenir. En los últimos años, las publicaciones que atienden a factores protectores se han incrementado significativamente, quizás por el auge de una concepción más centrada en los factores de la persona. Así, el papel del optimismo, del sentido de vida y de la resiliencia han mostrado su impacto en ámbitos como el de la salud. No son variables nuevas, pero conforman una perspectiva diferente, la de las fortalezas del ser humano. Estas fortalezas interaccionan dentro de un modelo biopsicosocioespiritual y en una estrategia interprofesional. Así, desde una perspectiva holística del ser humano se pretende ir más allá del clásico modelo salud-enfermedad.