La resistencia tradicional del profesional de la Enfermería a la utilización de registros ha estado motivada por una doble problemática: una actitud negativa, debida a la falta de tiempo, de costumbre, la carga de trabajo asistencial o el desconocimiento del lenguaje adecuado y la inadecuación de los documentos. Los registros de Enfermería pueden definirse como el soporte documental donde queda recogida toda la información sobre la actividad enfermera referente a una persona concreta y en cuanto a su valoración, tratamiento recibido y evolución; además de servir como registro documental, pueden emplearse en beneficio del centro asistencial y del personal, así como para la defensa ante una acción legal. Actualmente, la idea que siempre se ha tenido sobre aquello de que �cuanto más se registre mejor� está siendo desterrada, definiéndose en la actualidad diversos criterios orientadores de cómo llevar a cabo los registros enfermeros. Entre otras, la Ley General de Sanidad deja suficientemente claro el derecho de todos los pacientes a la constancia por escrito de todo su proceso, así como la Ley de Autonomía del Paciente y otras normativas legales y deontológicas