Las úlceras en piel propias de las llamadas enfermedades del trópico se consideran como de baja prevalencia en nuestras sociedades desarrolladas. Pero la úlcera tropical o fagedénica, aquella propia de la lepra o las que se manifiestan en diferentes parasitosis, cada vez nos llaman más la atención; en parte, por la teórica influencia de la inmigración en nuestra civilización y el miedo a la enfermedad de afuera que lleva implícita, en parte por el turismo aventurero que muchas veces las incorpora como recuerdo del viaje a tierras lejanas. La realidad es que este tipo de lesiones merece, tanto por su gravedad como por su impacto en nuestra cultura, de los cuidados que hasta el día de hoy las veía como algo lejano y ajeno, un interés concreto que las defina, concretice y clasifique. En cuanto al comportamiento de la cura en ambiente húmedo de estas úlceras, poco sabemos por propia experiencia y aún menos en su uso como parte del tratamiento en países de esta zona del mundo, donde una pobreza extensiva condiciona la disponibilidad de recursos para el cuidado. Pero ponerse en sobre aviso con la información suficiente, nos permitirá casi siempre identificar precozmente estas lesiones y, de la misma forma, encauzar el tratamiento local más efectivo.