El hierro participa en la respuesta a la infección de tal forma que su déficit puede impedir o dificultar el desarrollo de patógenos y su exceso favorecer las infecciones o su gravedad. El hierro es esencial para el crecimiento, supervivencia y virulencia de microorganismos, y como su nivel en los líquidos biológicos es muy bajo, algunos patógenos han desarrollado complejos mecanismos para adquirirlo de forma eficiente. Es esencial comprender el funcionamiento de estos mecanismos para el diseño de nuevos fármacos y vacunas contra estos patógenos