Los programas e intervenciones preventivas en el campo del consumo de drogas buscan reducir el consumo, pero a veces pueden ser contraproducentes. Por ello se necesitan evaluaciones rigurosas. En Europa, a pesar de la amplia difusión de dichas intervenciones, casi nunca se evalúan con métodos rigurosos. Por esa razón es importante promover la evaluación de los programas que se consideren relevantes. Así, otros profesionales podrán elegir intervenciones basándose en la evidencia de su eficacia. Pero, ¿qué tipo de evaluación de programas de prevención se necesitan? Existe un amplio consenso sobre el papel de la evaluación aleatorizada. La aleatorización es el único medio eficaz de controlar los numerosos factores que pueden sesgar los resultados. El modelo de evaluación típico asociado a la mayoría de los programas de intervención, la evaluación pre-post, no efectúa valoraciones imparciales. Sin embargo, hay muchas intervenciones que no se pueden aleatorizar porque no existen a nivel individual (por ejemplo, las políticas sobre el precio del tabaco). Estos programas exigen el método observacional para su evaluación, como en una cohorte o en un modelo de series temporales interrumpidas. Aunque estos tipos de estudio tienen una metodología compleja, la evaluación es de gran interés para el desarrollo de estrategias de prevención basadas en la evidencia.