V.F Santamaria González, J Rachwani Parshotam
La hemofilia es un trastorno hereditario ocasionado por una mutación en el gen encargado de codificar el factor de la coagulación y localizado en el cromosoma X. Esta afectación cromosómica conlleva una inadecuada capacidad del organismo para mantener la fisiología normal de la hemostasia. Como resultado, aparecen hemorragias en diferentes regiones anatómicas, prevaleciendo, entre ellas, las de carácter intraarticular, las cuales constituyen la manifestación clínica más relevante de la enfermedad. Su aparición de manera reiterativa en las articulaciones producen una degeneración articular denominada artropatía hemofílica. Su principal incidencia afecta a las articulaciones femoro–tibial y tibio–peroneo–astragalina. Dentro del equipo sanitario interdisciplinar responsable del paciente hemofílico, actualmente está demostrado que el fisioterapeuta presenta un papel fundamental, tanto en la prevención como en el tratamiento de las consecuencias orgánicas derivadas de dicha artropatía. Existen gran variedad de escalas para valorar el grado degenerativo de la artropatía hemofílica, empleadas normalmente por el médico rehabilitador, para registrar el daño articular y seguir la evolución del paciente. Sin embargo, resulta de vital importancia que el fisioterapeuta realice un examen de ciertos aspectos músculo–esqueléticos, incluido el dolor, que le permita instaurar un tratamiento fisioterapéutico eficaz e individualizado.