Los profesionales sanitarios disponen de numerosas herramientas para evaluar el dolor. Algunas, en forma de escalas, permiten al paciente evaluar por sí mismo el dolor que padece (autoevaluación). Otros, en forma de cuestionarios o de hojas de recogida de datos, han sido diseñados para que el profesional sanitario pueda evalular el dolor del adulto, ya pueda comunicarlo por sí mismo o no, o del niño (heteroevaluación).