Es muy importante tener conocimientos básicos, una actitud crítica suficiente y una metodología adecuada, para que la prescripción se convierta en una decisión racional y no en un acto puramente reflejo. Se trata, en definitiva, de que los profesionales sanitarios tengan la formación y la información adecuadas ya que desde una perspectiva de salud, social y económica, el fracaso terapéutico y la iatrogenia medicamentosa suponen un gasto muy importante de recursos