J. L. Clua Espuny, J. Puig, Mª L. Queralt, A. Palau
Objetivo: Comparar el coste-efectividad de la práctica de la automonitorización de glucosa en sangre capilar (MGS) frente a su no uso. Métodos: Estudio descriptivo y retrospectivo durante el periodo 1995-1997 sobre 597 pacientes diabéticos tipo 2, de los que 286 practican la MGS y 311 no, seguidos ambulatoriamente en siete áreas básicas de salud (ABS) del ámbito territorial de la Dirección de Atención Primaria Tortosa del Institut Català de la Salut. Se cuantificaron los costes directos relacionados con el consumo de tiras reactivas para la práctica de MGS, visitas en su ABS de referencia, derivaciones al especialista, y pruebas complementarias protocolizadas por la European NIDDM Policy Group en la población usuaria de la MGS y la no-usuaria, así como los costes incremental, medio y total para el consumo de tiras reactivas y en el caso de la aplicación de un modelo ideal de cobertura cuantitativa y cualitativa según un consenso clínico, y la razón de coste-efectividad. Resultados: Mientras el 78% de los diabéticos cumplen alguna indicación clínica para la prescripción de MGS, sólo la practican el 42,5%. El consumo de tiras pasó del 8% al 15% del gasto médico total de los diabéticos, que en la aplicación del modelo de cobertura ideal la MGS representaría un 30% del coste total. La efectividad lograda, un 27%, no fue significativamente diferente entre los usuarios de la MGS y los no usuarios. El coste-efectividad en los usuarios de la MGS pasó de 210.789 Ptas/año a 213.148 Ptas/año; y en los no usuarios de 162.019 Ptas/año a 162.051 Ptas/año. Si el nivel de efectividad se acercase al de eficacia y se aplicara el modelo ideal de cobertura, el coste-efectividad disminuiría en un 60%, de modo que en los MGS sería de 78.904 Ptas/año y en los no usuarios 54.682 Ptas/año. Conclusiones: En las condiciones actuales elegiríamos la opción de no uso de la MGS; la tendencia al mayor coste-efectividad seguirá incrementándose si consideramos que los criterios de control metabólico tienen cada vez valores más bajos y difíciles de lograr; existen evidentes oportunidades para mejorar la gestión y motivar un uso eficiente de una tecnología cuyo consumo está fuertemente asociada a los fallos del mercado sanitario público; el modelo de cobertura ideal debería aplicarse junto a objetivos de mayor efectividad para unificar la eficiencia económica y la clínica.