La rotura traumática de aorta es una lesión que se encuentra entre el 17 y el 20% de víctimas mortales de accidentes de tráfico, cuando se realizan autopsias completas. Se asocia a accidentes con desaceleraciones elevadas, en colisiones y atropellos a alta velocidad y, aunque es una lesión muy grave, si no se ha producido la muerte in situ, puede sobrevivirse a ella si se sospecha, se diagnostica precozmente y se trata. Por ello, la información relativa a las circunstancias del accidente y de la víctima �biomecánica y mecanismo lesivo� es muy orientadora para sospechar su existencia y actuar en consecuencia.
La asociación de lesiones en tronco y cabeza es frecuente, contribuyendo a su elevada mortalidad.
El tratamiento, bien mediante reparación quirúrgica o colocación de prótesis intravascular, suponen una esperanza para pacientes que constituyen un grupo incluído en el de mortalidad evitable.