La enfermedad renal crónica (ERC) se encuentra presente en la tercera parte de la población española mayor de 65 años. Su detección e intervención de forma precoz aportarían un efecto beneficioso sobre la supervivencia, contribuyendo en la reducción de la morbimortalidad cardiovascular asociada y en la disminución del riesgo de yatrogenia farmacológica. La determinación del filtrado glomerular ha sido considerada tradicionalmente como el mejor parámetro de evaluación de la función renal, cuya valoración no debe basarse únicamente en los resultados de concentración sérica o aclaramiento de creatinina. La aplicación de ecuaciones predictivas resulta útil en el diagnóstico, la clasificación y el control ambulatorio de pacientes con ERC. En la mayoría de los estudios realizados sobre población anciana, la fórmula MDRD-4 (Modification of Diet in Renal Disease) obtiene una precisión y una exactitud más razonable que Cockcroft-Gault (CG), considerándola como el nomograma de elección en este sector poblacional. Las situaciones clínicas en las que se precise una rápida estimación de función renal o ajustes farmacológicos aproximados permiten el uso de la ecuación de CG, siempre recordando sus limitaciones.