El cuidado es un acto de vida cuya existencia se remonta hasta donde se pierde la memoria del ser humano. A pesar de que el concepto de salud ha evolucionado a lo largo del tiempo, existe una constante tanto en el contexto social, como en la práctica, que lo liga de manera implícita a la mujer. Cualidades innatas del sexo femenino, como la vocación, la ternura, la entrega, el cariño han contribuido a infravalorar el trabajo profesional y a dotarlo de escaso reconocimiento social. Como colectivo, la Enfermería ha estado sumida en el paradigma de la opresión, debido a la vigilancia jerárquica que sobre la profesión ha ejercido la medicina, disciplina situada en la cima de la pirámide del poder. Actualmente, la humanización del cuidado y el cambio de rol de los pacientes está favoreciendo que las enfermeras comiencen a cuestionarse la situación actual de la disciplina y qué hacer para evolucionar como profesión independiente.