José Pulido, María Teresa Brugal Puig, Luis de la Fuente, Rosario Ballesta Gómez, Gregorio Barrio Anta , José María Bravo Plasencia, Antònia Domingo Salvany, Yolanda Castellano, Fermín Fernández Calderón
Fundamento Los sistemas de información sociosanitaria que monitorizan el consumo de drogas no profundizan en el análisis de las características sociodemográficas y de los patrones de consumo, ni en los factores que condicionan los problemas de salud. Se describe la metodología de reclutamiento y las características de una cohorte de jóvenes consumidores de cocaína.
Métodos Cohorte prospectiva de 720 consumidores de cocaína que no consumen habitualmente heroína, captados en la comunidad, independientemente de los servicios asistenciales, mediante métodos de referencia en cadena en las áreas metropolitanas de Madrid, Barcelona y Sevilla. Cuestionario administrado por ordenador y parcialmente autoadministrado. Análisis estratificado por ciudad y por frecuencia de consumo de cocaína base.
Resultados En los últimos 12 meses el 58,8% había consumido cocaína entre 1 y 2 días por semana; el 91,9% habitualmente la había esnifado, un 5,3% fumado y sólo un 2,8% inyectado; el 6,1% la había utilizado la mitad de las veces o más en forma de base. Hubo policonsumo con cannabis (93,6%), éxtasis (73,2%) y anfetaminas (60,6%); un 4,0% se había inyectado alguna droga. Los que habían usado «crack» (22,1%) tenían un menor nivel educativo, un consumo de cocaína más intenso, mayor prevalencia de consumo de otras drogas, en especial opioides, y prevalencia de inyección mucho más alta.
Conclusiones El estudio confirma y completa el perfil sociodemográfico y de consumo ofrecido por los sistemas de información basados en servicios o las encuestas poblacionales, en especial que una gran parte de los consumidores jóvenes son esporádicos y que existen dos subpoblaciones muy diferenciadas según el consumo o no de cocaína base.