Objetivo Estimar la prevalencia de automedicación en ancianos y describir las características de la automedicación y el estado de los botiquines caseros.
Diseño Estudio descriptivo transversal.
Emplazamiento Centro de atención primaria (AP) de ámbito urbano.
Participantes 240 pacientes de edad = 75 años.
Medidas principales Cuestionario estructurado recogido por enfermería a domicilio entre abril y junio de 2006. Se definió automedicación en cuatro subgrupos: farmacológica o de herboristería, exclusivamente farmacológica, exclusivamente de herboristería y farmacológica y de herboristería. Las variables de estudio fueron: edad, sexo, vivir solo, número enfermedades crónicas, número de prescripciones crónicas y características del botiquín (acumulación de fármacos, fármacos caducados, fármacos fuera de prescripción crónica, lugar del botiquín y revisión periódica). Otras variables: tipos de fármacos, fuente y motivo agudo/crónico de la automedicación.
Resultados La frecuencia de automedicación fue del 31,2% (intervalo de confianza [IC], 36%�26%), farmacológica en el 22,9% (IC, 27,5%�17,5%) y de herboristería 15,4% (IC, 17,3%�13,1%). Los fármacos más utilizados para la automedicación fueron los analgésicos (30,9%) y los fármacos para el resfriado (27,2%). La fuente más habitual fue la farmacia (49,3%). El 41,6% contenía fármacos fuera de la prescripción crónica y el 23,4% acumulaba más de tres cajas del mismo medicamento.
Conclusiones Hay una importante prevalencia de ancianos que se automedican. Acumular fármacos en los domicilios es una práctica muy extendida. Es necesaria la educación sanitaria por diferentes ámbitos, farmacéuticos y profesionales de AP, en el uso responsable de la medicación tanto crónica como en la automedicación. Pese a la necesidad de promover el autocuidado, es necesario que los profesionales de AP sensibilizen a los pacientes sobre los efectos nocivos de la automedicación.