Uno de los efectos devastadores que tiene la violencia contra las mujeres es la desesperanza aprendida, ya que llegan a creer que no tienen ningún control sobre su situación de violencia y que no pueden hacer nada para cambiarlo.
Considerando lo anterior, fue de mucha importancia desarrollar un grupo terapéutico de apoyo dirigido hacia las necesidades de las mujeres sobrevivientes de VIF.
Para su desarrollo se utilizó la perspectiva fenomenológica, el enfoque género sensitivo, el enfoque humanístico, además de la metodología cualitativa.
El proceso grupal se orientó a explorar los ejes centrales de las áreas afectadas por la VIF, a expresar sentimientos, a producir cambios cognoscitivos y conductuales, logrando el protagonismo de las miembras del grupo.
Los enfoques utilizados en la terapia grupal de apoyo, hizo que se prestara gran atención a las conductas, las ideas y las expresiones de cada mujer, lo que estimuló al grupo para que fueran las mismas participantes las que reconocieran las herramientas para enfrentar la situación de violencia que viven.